Tulum, durante años considerado uno de los destinos más atractivos y lujosos de México, atraviesa hoy su momento más oscuro. Hoteles semivacíos, playas restringidas, comerciantes quebrados y una percepción de inseguridad en aumento han convertido al antiguo paraíso en un municipio en crisis. La ocupación hotelera ronda apenas el 20%, e incluso menos en el centro urbano. Muchos negocios han cerrado sus puertas y la derrama económica se ha desplomado.

La situación no se explica por un solo factor, sino por una combinación de errores, omisiones gubernamentales y políticas de desarrollo turístico insostenibles. Lo que alguna vez fue símbolo del turismo consciente y natural, hoy se ahoga entre el abandono, la mala gestión y la pérdida de identidad.

Las causas del desplome

Sargazo, sobrepreci

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