El presidente estadounidense alimenta el caos en su intento por controlar con tropas las ciudades gobernadas por sus rivales

Primero fueron Los Ángeles y Washington. Ahora, el presidente de Estados Unidos se abre a invocar la Ley de Insurrecció n, una norma de hace más de dos siglos, para enviar, contra el criterio de las autoridades locales y estatales, a la Guardia Nacional a Chicago y a Portland si los tribunales continúan declarando ilegales sus órdenes de desplegar las tropas.

Todos esos lugares comparten su condición de ciudades demócratas en Estados demócratas, y, por tanto, de integrantes de la lista de “enemigos” con la que Donald Trump volvió por segunda vez a la Casa Blanca. Para justificar la decisión sin precedentes de desplegar soldados contra ciudadanos estadouniden

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