Más de 300.000 surgencias naturales, 314 captaciones de agua mineral, miles de pozos caseros... Los ejemplos del uso del agua subterránea en Galicia son casi tantos como los años que lleva explotándose este recurso natural y renovable. De hecho, con él se abastecían ciudades como Santiago, Pontevedra o Vigo hasta no hace tanto tiempo, cuando las administraciones decidieron apostar por las aguas superficiales, mayormente embalsadas. Sin embargo, los efectos del cambio climático, como periodos de sequía más frecuentes y prolongados, forzaron a la Xunta a mirar de nuevo al subsuelo para estudiar parte de esos acuíferos subterráneos con el fin de complementar el abastecimiento de la población en caso de necesidad.
Seis veces más agua subterránea que embalsada en la cuenca Galicia

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