"Hicimos la fiesta del estudiante, como no podíamos llevar alcohol nos juntamos todos antes en una casa así llegábamos lo más en pedo posible."

Frente a 200 compañeros, docentes y autoridades del colegio como testigos, esta chiquita de 15 años me cuenta en una pequeña localidad de Santa Fe lo que yo ya sé. Pero no me resigno, porque me duele, porque me asusta, porque se me astilla el corazón de saber que los chicos están solos . Y piden ayuda. Y dan señales. Son nenas y nenes a las que la ropa de grandes no les va y la de chicos les ajusta.

La soledad de los chicos, la pérdida de sentido común de los padres . Padres y madres amorosamente tibios. Y no señalo con el dedo, yo también como padre estuve repleto de contradicciones.

Un hipopótamo muy grande

Imagino un sube y baja. En una

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