
EL CAIRO, Egipto (AP) — Israel y Hamás iniciaron el miércoles el tercer día de conversaciones de paz en un complejo turístico en Egipto, a las que se espera que se unan más altos funcionarios de Estados Unidos, Israel y países mediadores, una señal de que los negociadores buscan abordar las cuestiones más complejas del plan estadounidense para poner fin a la guerra en Gaza.
Hamás dice que busca garantías firmes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y de los mediadores de que Israel no reanudará su campaña militar en el sitiado enclave palestino cuando el grupo insurgente libere a todos los rehenes que siguen en la Franja.
Todas las partes se han mostrado optimistas con respecto a un acuerdo para poner fin a una guerra que dura ya dos años, causó decenas de miles de muertos palestinos y arrasó la mayor parte del territorio. Pero aún no se han concretado partes clave del plan de paz, como los requisitos para el desarme de Hamás, el calendario y el alcance de la retirada de tropas israelíes de Gaza y la creación de un organismo internacional para gobernar el enclave cuando Hamás deje el poder.
El primer ministro y principal diplomático de Qatar, el jeque Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, viajaba a la ciudad costera egipcia de Sharm el-Sheikh para unirse a las conversaciones.
También se esperaba el miércoles al enviado de Trump para Oriente Medio, Steve Witkoff, y al yerno del presidente, Jared Kushner, según un funcionario estadounidense que no estaba autorizado a hablar con reporteros porque el viaje aún no se ha anunciado formalmente.
También estaba prevista la llegada de Ron Dermer, el principal asesor del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de acuerdo con un funcionario israelí que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar con la prensa.
Mientras los mediadores de Qatar, Egipto y Estados Unidos se reunían con ambas partes en conversaciones preliminares el miércoles por la mañana, un alto cargo de Hamás, Taher Nounou, dijo que el grupo ha intercambiado una lista de prisioneros palestinos que busca liberar a cambio de los rehenes israelíes en virtud del acuerdo.
La propuesta de la Casa Blanca exige un alto el fuego inmediato y la liberación de los 48 rehenes que siguen en manos de los insurgentes en Gaza desde su asalto sorpresa al sur de Israel el 7 de octubre de 2023, que desencadenó la guerra y la devastadora campaña israelí. Se cree que alrededor de una veintena de los cautivos siguen vivos.
Además, prevé que Israel retire sus tropas de la Franja después de que Hamás se desarme, y que se establezca una fuerza de seguridad internacional. El territorio quedará bajo gobernanza internacional, supervisado por Trump y el exprimer ministro británico Tony Blair.
El presidente de Egipto, Abdel-Fattah el-Sissi, dijo en declaraciones televisadas el miércoles que, por el momento, las negociaciones estaban siendo “muy alentadoras”.
Netanyahu ha aceptado el plan de Trump. Su oficina indicó el martes que Israel estaba “cautelosamente optimista”, presentando las conversaciones como negociaciones técnicas sobre un plan que ambas partes ya habían aprobado.
En un comunicado el martes, Hamás reiteró sus demandas de larga data de un alto el fuego duradero y una retirada completa de Israel de Gaza, pero no mencionó su desarme, una medida a la que se ha resistido durante mucho tiempo. También se ha pronunciado en contra de la idea de un gobierno internacional, aunque ha aceptado que no tendrá ningún papel en el gobierno de Gaza después de la guerra.
En declaraciones desde Sharm el-Sheikh, el principal negociador del grupo, Khalil al-Hayya, dijo a la televisión egipcia Qahera que Hamás quería garantías firmes de Trump y los mediadores de que la guerra “no volverá”. Esta parecía ser su primera aparición pública desde que un ataque israelí dirigido contra él y otros líderes de la milicia en Qatar el mes pasado mató a seis personas, incluyendo a su hijo y al director de su oficina.
Israel y Hamás acordaron un alto el fuego en enero que supuso la liberación de algunos rehenes israelíes a cambio de palestinos encarcelados por Israel. Según ese pacto —en cuya negociación Trump y Witkoff jugaron un papel importante— las dos partes debían iniciar entonces contactos sobre una tregua a largo plazo, la retirada israelí y la puesta en libertad de todos los cautivos.
Pero Israel rompió el alto el fuego en marzo y reanudó su campaña de bombardeos y ofensivas alegando que su objetivo era presionar a Hamás para la liberación de los rehenes restantes.
Las rondas de negociaciones previas han fracasado frecuentemente por el mismo obstáculo: Hamás exige garantías para el fin de la guerra y Netanyahu promete seguir luchando hasta que el grupo sea destruido. El plan de Trump intenta resolver todos los problemas a la vez, estableciendo el desarme de Hamás y un escenario de postguerra para gobernar el territorio con disposiciones para una campaña de reconstrucción masiva.
En el ataque liderado por Hamás hace dos años, los insurgentes entraron en el sur de Israel y mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, además de tomar a otras 251 como rehenes. La mayoría de ellas han sido liberadas en acuerdos de altos el fuego o de otro tipo.
Un número cada vez mayor de expertos, incluidos los designados por un organismo de Naciones Unidas, afirman que la ofensiva de Israel en Gaza equivale a un genocidio, una acusación que Israel rechaza. Más de 67.000 palestinos han perdido la vida en el territorio y casi 170.000 resultaron heridos, según el Ministerio de Salud gazatí.
El ministerio, que no distingue entre víctimas civiles y combatientes pero sostiene que alrededor de la mitad son mujeres y niños, forma parte del gobierno dirigido por Hamás. La ONU y muchos expertos independientes consideran que sus cifras son la estimación más fiable de las bajas en tiempos de guerra.
En la Franja, donde grandes zonas han quedado reducidas a ruinas, los palestinos están desesperados por un avance. Miles que huyen de la última ofensiva terrestre israelí en el norte del enclave y en la Ciudad de Gaza han instalado tiendas improvisadas a lo largo de la playa en la parte central del territorio, a veces usando mantas para refugiarse.
“No hay comida, ni agua potable y los cruces están bloqueados”, dijo Um Sulaiman Abu Afash, una mujer desplazada de la Ciudad de Gaza. “Nuestros niños duermen en las calles. Compramos agua potable. ¿A dónde vamos? No hay misericordia.”
Sara Rihan, una desplazada de Jabaliya, señaló que rezaba por el final de la guerra. “Espero que podamos regresar a nuestros hogares incluso si no hay hogares”, apuntó. “Nuestra existencia en nuestra tierra es la mayor felicidad para nosotros”.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.