El helicóptero de la Policía Nacional despega de la Base Aérea de Zaragoza y a unos 600 pies de altura , la ciudad cambia radicalmente. Se transforma en un mapa legible visto desde arriba, compuesto por casas y edificios que parecen cuadrículas, miles de coches, aparcados o en movimiento, como si ellos fueran los verdaderos habitantes de la ciudad. La tripulación la componen un piloto, un copiloto y un operador de cámara en el aire, así como un mecánico en tierra. Ellos y una supercámara anclada a la aeronave y capaz de transmitir en directo una imagen nítida de dos personas teniendo una conversación en casi cualquier punto de la ciudad, suponen un apoyo indispensable para las patrullas terrestres, sobre todo en eventos como el reciente Pregón de las Fiestas del Pilar o la O

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