Las redadas migratorias del Gobierno del presidente Donald Trump no han amilanado a la lucha sindical en los campos, que en esta temporada celebran que, tras dos años de organización y conversaciones con los patronos, alcanzaron mejoras en los contratos de los pizcadores de tomate en California.

Lidia, una trabajadora agrícola de 35 años, considera que la temporada de cosecha de este 2025 “estuvo mucho mejor”, no porque el miedo haya desaparecido en los campos debido a la campaña de deportaciones masivas impulsada por Trump desde que asumió la presidencia por segunda vez, sino porque contar con un contrato le ha garantizado una mejor calidad de vida y condiciones laborales más justas.

“La gente trabaja con miedo, pero con el contrato ahora se siente mejor, y lo tienen que respetar”, dice

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