No estaba entre sus sueños protagonizar un musical, quizás porque nunca se lo había planteado, y de repente Gina Gonfaus es esa Sophie Sheridan que un buen día decide mandar tres cartas a sus tres posibles padres para que la acompañen al altar en una idílica isla griega. El resto, es historia. Al menos para todos esos que han reído, llorado y soñado con Mamma Mia! una y otra vez. Al Palacio de Congresos de Zaragoza acuden estos días en manada esas madres, hijas, grupos de amigas (desde veinteañeras hasta aquellas que ya han soplado las 60 velas) y matrimonios que quieren gritar a pleno pulmón ese "Dancing queen", bailar a ritmo de "Waterloo " y desmelenarse con "Gimme, gimme, gimme" o "Voulez-vous" . Porque el musical de Mamma Mia es, más bien, una fiesta y un karaoke colectivo

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