Mucho tiempo después del final de la Guerra Fría, cuando el desarme nuclear se convirtió en prioridad a nivel mundial, la destrucción total del planeta es mucho más factible de lo que era entonces, y a pesar de ello ninguneamos el riesgo de aniquilación global. “Yo crecí en una época en la que el protocolo estándar para sobrevivir a una bomba era esconderse debajo del pupitre de la escuela”, recuerda Kathryn Bigelow. “Aquello era absurdo , claro, pero al menos entonces existía cierta conciencia del peligro atómico. Hoy, hemos normalizado la convivencia con esas armas, y eso es lo que he querido confrontar”.

La primera ficción que la directora estadounidense estrena en ocho años confirma su interés inagotable en el complejo militar industrial de su país. Si en ‘En tierra hostil’ (2008) -

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