Comenzaba la década del setenta y nos sentábamos en familia (es un decir: lo más probable es que estuviéramos en la cama, o desparramados como podíamos en cualquier parte) a ver Sábados circulares de Pipo Mancera . Los domingos los dedicábamos a ir al cine, los sábados a mirar televisión. Es muy probable que yo estuviera leyendo al mismo tiempo algún libro, porque durante mi infancia y mi adolescencia me gustaba más leer, pero necesitaba mirar televisión para poder comunicarme con el mundo.
Sábados circulares era un programa ómnibus de seis horas de duración, con presencia de visitas estelares del exterior y muchos, muchos debutantes. En 1971 apareció un chico de diez años que hacía malabares con una pelota. Su sueño era jugar un mundial de fútbol, se llamaba Diego Armando Maradon