La historia de Miguel Ángel Russo no solo se define por los títulos ni por su capacidad táctica, sino también por la manera en que enfrentó su salud mientras ejercía como entrenador. En 2018, el director técnico reveló que había sido diagnosticado con cáncer de próstata, un momento que hubiese podido frenar la carrera de cualquier profesional.

Sin embargo, el DT decidió mantener su compromiso con el fútbol, demostrando una resiliencia que se convirtió en ejemplo dentro y fuera de los vestuarios. Su vida diaria se transformó en un equilibrio entre tratamientos médicos, controles frecuentes y la exigencia de dirigir equipos de alta competencia.

Durante su enfermedad, Russo nunca ocultó su lucha, pero tampoco permitió que afectara su labor profesional. “Me hice una quimioterapia y dos

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