Una vez más el Congreso de la República está en el ojo del huracán por cuenta de la decisión que tomaron las mesas directivas del Senado y de la Cámara de Representantes: tomarse la semana de receso.
Aunque el Congreso es una de las ramas del poder y puede tomar sus decisiones autónomamente, la polémica está servida porque los legisladores ganan más de 50 millones de pesos mensuales y gozan de periodos amplios de vacaciones, aunque ellos prefieren llamarlos recesos legislativos.
Al margen de las explicaciones que cada congresista dé, como por ejemplo que mientras no se está en el Capitolio se hace trabajo en el territorio, la realidad es que esta semana de receso fue aprovechada por la mayoría de senadores y representantes para hacer campaña política y otros para irse de paseo.
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