La historia de Miguel Ángel Russo y Juan Román Riquelme atraviesa dos décadas de Boca y refleja una de las relaciones más simbólicas que tuvo el club en los últimos tiempos. Lo que comenzó como una sociedad profesional entre un técnico experimentado y un futbolista genial, terminó transformándose en un lazo humano basado en el respeto y la admiración mutua. Con la muerte del director técnico, esa historia cierra un círculo que marcó a fuego la identidad xeneize moderna.

Russo asumió su primer ciclo como técnico en 2007, en medio de una etapa de transición posterior a la salida de Alfio Basile. Aquella temporada, el club apostó por su experiencia y serenidad para guiar a un equipo con talento, pero que necesitaba reencontrar su rumbo. En ese contexto, Riquelme regresó desde el Vi

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