Cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sugirió que en Cuba prácticamente no existía el autismo porque el país no tenía dinero para comprar Tylenol, por lo que no se consumía en la isla, muchos dijeron estar sorprendidos por su declaración.Desde La Habana, Patrick Oppmann nos cuenta una realidad muy distinta a la planteada por el mandatario estadounidense y cómo algunas entidades han trabajado por años para ayudar a los niños que se encuentran dentro del espectro autista. Este es su reporte.

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