El contra todos a la vez nunca ha sido una buena estrategia.

Florestán.

Ayer le contaba, y lo he dicho reiteradamente, que, como insistió el domingo en el Zócalo, la presidenta Claudia Sheinbaum nunca romperá con Andrés Manuel López Obrador, pero no descarto, al contrario, sostengo, que de darse tal fractura vendrá de él, que se resiste a la primera ley física política: la tendencia del que se fue, inevitablemente a la baja, y la de quien lo sucede, inexorablemente al alza.

No se trata de competencias ni de fortalezas o debilidades. Es una ley de vida política que, de querer jugar a las vencidas, el antecesor siempre perderá aún cuando el sucesor, sucesora, no oponga resistencia.

Así ha sido siempre por más que algunos, siempre nostálgicos del pasado reciente, digan lo contrario.

En e

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