Miguel Ángel Russo falleció a los 69 años y dejó un vacío enorme en Boca Juniors , pero también generó una movilización en todo el mundo argentino. El entrenador murió en su ley: detrás de una pelota de fútbol. Jamás negoció el dejar la profesión y se despidió como quería, competitivo, en el fútbol de elite, en el argentino donde se hizo un nombre y en un club con el que se sintió muy identificado en sus tres ciclos.
Más de uno se sorprendió cuando Russo apareció rozagante en el viaje a Estados Unidos para afrontar el Mundial de Clubes. Al margen de la polvareda que había generado su abrupta salida de San Lorenzo , no se lo había visto del todo bien hasta los últimos compromisos al frente del Ciclón (por ejemplo, en la eliminación en las semifinales del Torneo Apertura ante Platens