La noticia estremece, impacta, sacude. Es la que nadie quiere leer, ni recibir, ni escuchar. A los 69 años, falleció Miguel Angel Russo, el técnico de Boca, en realidad un hombre del fútbol argentino todo. Después de una lucha valiente que acompañó con el ejercicio de su pasión hasta el último momento, su delicada situación de salud dijo basta. El mundo de la pelota, en un día tristísimo.
Miguel dirigió más de la mitad de su vida. Cuando una lesión en una rodilla lo retiró del fútbol a sus 32 años no tardó mucho en abrazar un nuevo oficio al que, literalmente, le dedicó sus días y sus noches hasta que no pudo más. Pensándolo bien, hubiera sido la única forma de alejarlo de un vestuario, de un banco de suplentes, de un campo de juego, de un pizarrón, de una cancha de entrenamiento,