BINNISH, Siria — Armado con bolsas de fuegos artificiales y apenas con un conocimiento rudimentario de cómo usarlos, Muhammad Sheeb dirigió a un grupo de compañeros de fiesta para que instalaran pirotecnia a lo largo de una calle oscura en preparación para la caravana nupcial.
"¡Ya vienen!", gritó al llegar una fila de vehículos, encabezados por la camioneta blanca de los novios, adornada con rosas rojas.
El cielo sobre la ciudad de Binnish, en el noroeste de Siria, estalló en explosiones de color, y los simpatizantes agitaron bengalas y bengalas.
Las bodas sirias son eventos ruidosos.
La música retumba, los tambores son ensordecedores, las mujeres prorrumpen en coros de ululaciones.
La procesión nupcial es un convoy de vehículos que tocan la bocina por las calles.
Fuegos artifici