La muerte de nueve militares estadounidenses en el verano de 2020 puso el último clavo en el ataúd del Vehículo Anfibio de Asalto (AAV). El hundimiento de una de estas unidades durante unas maniobras no solo desveló una trágica cadena de negligencias , sino que aceleró la decisión, ya tomada en 2018, de retirar un blindado que había sido la espina dorsal de las operaciones de desembarco del Cuerpo de Marines durante medio siglo.

De hecho, este veterano blindado anfibio, que entró en activo en 1972 para sustituir a los antiguos LVT, representó durante décadas la principal herramienta para proyectar la fuerza militar desde el mar hacia la costa. Su diseño, aunque ya anticuado, le permitía transportar a una veintena de soldados desde los buques de asalto hasta tierra firme, ofreciéndoles p

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