“Salgo de mi casa en la colonia Álamos con el tiempo justo, como todos los días. Camino dos cuadras hasta la estación Xola del Metro y ya desde la esquina se nota que algo no anda bien. El camellón de Calzada de Tlalpan está lleno de conos, maquinaria y un varios trabajadores que ajustan unas vallas metálicas. Eso significa más embotellamiento y, sobre todo, más tiempo perdido en el transporte”, cuenta Luis Hugo Hernández, vecino de la zona desde hace quince años.Lo que describe Luis no es una anécdota aislada. En las últimas semanas, la circulación en Calzada de Tlalpan se ha vuelto un reto constante para quienes habitan y transitan este corredor. Las obras viales, los bloqueos por manifestaciones y las lluvias han convertido la rutina en un camino lleno de obstáculos. Obras que no avisa
Calzada de Tlalpan, atrapada entre maquinaria, protestas y aguaceros

13