Fotografía de László Krasznahorkai en 1990. Lenke Szilágyi/Wikimedia Commons, CC BY-SA

La Academia Sueca acaba de otorgarle al escritor húngaro László Krasznahorkai el Premio Nobel de Literatura, destacando su “obra visionaria y sin concesiones que explora las ruinas espirituales de la modernidad”. Aunque muchas de sus obras se han traducido al español, ¿qué se puede decir de él a quien todavía no haya leído nada de su literatura?

László Krasznahorkai nació el 5 de enero de 1954 en Gyula, una pequeña ciudad del sureste de Hungría, cerca de la frontera con Rumanía. Este entorno periférico, marcado por la historia y el aislamiento, influyó profundamente en su sensibilidad literaria.

Cursó la escuela primaria y secundaria en su ciudad natal, en el Instituto Erkel Ferenc, donde estudió en la sección de latín entre 1968 y 1972. Más tarde, estudió Derecho en la Universidad de Szeged y en la Universidad Eötvös Loránd (ELTE) de Budapest, pero pronto abandonó los estudios jurídicos para dedicarse a la literatura y la filología húngara. Durante sus años universitarios comenzó a publicar sus primeros textos, entre ellos Tebenned hittem (“Creí en ti”, 1977), que llamó la atención por su estilo oscuro y filosófico.

Trayectoria literaria y estilo

Krasznahorkai es uno de los escritores húngaros más singulares y complejos de su generación. Su obra se caracteriza por una prosa densa, hipnótica y desafiante, con frases extremadamente largas y una estructura narrativa ininterrumpida. Su estilo combina la melancolía centroeuropea con una visión apocalíptica del mundo moderno, y en ocasiones incorpora influencias filosóficas orientales derivadas de sus viajes a China y Japón.

Sus textos abordan con frecuencia la desesperanza, la decadencia social, el colapso moral y la búsqueda de sentido en un universo desintegrado. El tono sombrío de su narrativa no excluye una profunda espiritualidad ni una sutil ironía.

Entre sus obras más destacadas se encuentran:

Portada del libro Tango satánico de László Krasznahorkai.
Edición en español de Tango satánico. Acantilado
  • Sátántangó (Tango satánico, 1985): su primera gran novela, ambientada en un pueblo abandonado tras la caída del comunismo. Es una alegoría sobre la corrupción, la fe y la manipulación colectiva. La versión cinematográfica de Béla Tarr (de más de siete horas de duración) consolidó la fama internacional de ambos artistas.

  • Az ellenállás melankóliája (Melancolía de la resistencia, 1989): explora la irrupción del caos en una comunidad provincial y el enfrentamiento entre el orden y el colapso moral.

  • Herscht 07769 (2021): esta narración está compuesta por una sola frase de cientos de páginas, ejemplo extremo de su dominio formal y su experimentación lingüística.

Además, ha publicado colecciones de relatos y ensayos que profundizan en los mismos temas: la soledad, la violencia y la imposibilidad de redención. Sus textos se han traducido a numerosos idiomas, y varios de ellos han sido adaptados al cine por directores como el ya citado Béla Tarr y György Fehér.

El Premio Nobel de Literatura 2025

A la hora de otorgarle el Nobel de Literatura, la Academia Sueca se ha basado en varios aspectos esenciales:

Ilustración de un hombre de barba y pelo largo.
Ilustración de László Krasznahorkai en los Premios Nobel. Niklas Elmehed © Nobel Prize Outreach
  1. Una visión apocalíptica profundamente humana: Krasznahorkai describe un mundo en descomposición –social, moral y espiritual–, pero su escritura conserva una fe radical en el poder del arte. La Academia subrayó que su literatura “busca redención en medio del derrumbe”, un gesto que conecta con la tradición de autores como Franz Kafka o Samuel Beckett.

  2. La herencia centroeuropea y la innovación formal: aunque se inscribe en la tradición centroeuropea, Krasznahorkai no la repite: la transforma. Su prosa recuerda la intensidad de Thomas Bernhard o la lucidez de Kafka, pero su tono es propio, casi musical. En sus frases interminables se refleja la obsesión por el tiempo, la percepción y el pensamiento continuo.

  3. El riesgo estilístico y la experimentación: su uso del lenguaje es radical. Al rechazar la estructura tradicional de la novela, propone un flujo narrativo sin pausas que desafía al lector. Obras como Herscht 07769 son prueba de su voluntad de llevar la literatura al límite, donde la forma se convierte en una experiencia existencial.

  4. Reconocimiento internacional: antes del Nobel, Krasznahorkai ya había recibido el Man Booker International Prize en 2015 por el conjunto de su obra. Críticos y escritores de todo el mundo lo han considerado una de las voces más originales de la literatura contemporánea.

  5. El arte como resistencia: su literatura no ofrece consuelo, sino conciencia. En un tiempo marcado por la saturación de información y la pérdida de sentido, Krasznahorkai propone un acto de resistencia: la lentitud, la atención al lenguaje, la exploración interior. Esa ética de la escritura –exigente, profunda, sin adornos– es precisamente lo que la Academia quiso reconocer.

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Conciencia de nuestro tiempo

László Krasznahorkai es hoy una figura central de la literatura universal. Desde su infancia en Gyula hasta su consagración con el Premio Nobel, su trayectoria representa la fidelidad absoluta a una visión artística propia. En un mundo que busca la inmediatez, él reivindica la complejidad; frente a la superficialidad, ofrece profundidad; ante el caos, una forma literaria que lo contiene y lo trasciende.

Sus novelas, difíciles pero luminosas, recuerdan que el lenguaje puede ser un espejo de la desesperación y, al mismo tiempo, un instrumento de redención. Por ello, Krasznahorkai no solo es un escritor húngaro galardonado: es una de las conciencias más agudas de nuestro tiempo.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.

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Dra. Emőke Jámbor no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.