A veces la vida pide pausa, incluso para aquellos que parecen sostener el mundo con su voz en el banco. Miguel Ángel Russo caminó estos últimos años entre expectativas, tratamientos, recaídas y ese deseo de seguir dirigiendo a pesar del dolor.

No fue una caída repentina, sino desgaste gradual. Su diagnóstico cambió el guion de su vida y el cáncer entró en escena como ese rival que tal vez no podría vencer, pero sí convivir con él.

Desde ese momento —y aun antes de que muchos lo supieran— Russo comenzó a vivir distinto, con cautela, silencios más largos, intervenciones médicas y altibajos. El fútbol seguía siendo su refugio y esa llama de ilusión que lo mantenía con vida en medio del dolor. Le contamos la cronología de la batalla de Russo contra el cáncer que duró casi 8 años.

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