Un tribunal de apelaciones en Texas suspendió el jueves la ejecución de un hombre autista condenado por la muerte de su hija, y en cuya sentencia se utilizaron argumentos científicos erróneos, según reclama su defensa.
Robert Roberson, de 58 años, iba a ser ejecutado este 16 de octubre mediante la inyección letal por la muerte de su hija Nikki, de dos años, ocurrida en 2002.
En el juicio que lo condenó, sus acusadores argumentaron que la menor presentó signos del "síndrome del bebé sacudido", diagnóstico hecho en el hospital donde falleció, sugiriendo que la niña fue agredida por el padre.
Roberson clama inocencia y cuenta que él mismo la llevó al hospital cuando su salud se complicó. Su defensa recuerda que el diagnóstico usado para culparlo es considerado actualmente "junk science" (c