“¿Cómo estás?” Es una pregunta que hacemos a nuestros conocidos, amigos, familiares o vecinos cuando tenemos la ocasión. Y aunque la respuesta siempre suele ser muy sencilla, porque respondemos con un “bien”, lo cierto es que puede esconder muchos matices.
Y es que, muchas veces, lo que uno querría responder es que no se encuentra bien, que lleva una semana o una temporada más bien larga estresado y que eso le está afectando a toda su salud. A veces, cuando uno quiere gritar y pedir ayuda, ya es demasiado tarde.
Porque sí, a veces llevamos todo tan hasta el extremo que acabamos cayendo en trastornos y en enfermedades que podían haberse evitado. T odos en algún momento nos sentimos frágiles. Nos puede pasar a cualquiera , a un adolescente que no desconecta del móvil, a una madre