Durante más de 500 años, millones de personas levantaron la vista hacia los frescos de la Capilla Sixtina sin imaginar que en esas pinturas podía esconderse algo más que arte. Hoy, investigadores aseguran que Miguel Ángel no solo fue un genio del pincel, sino también un adelantado de la ciencia, capaz de anticipar estructuras anatómicas que recién serían descubiertas siglos después.
El hallazgo, que volvió a despertar el interés mundial, sugiere que el artista del Renacimiento escondió en sus obras figuras del cuerpo humano, en especial del cerebro y del sistema nervioso, mucho antes de que la medicina los conociera a fondo.
La predicción de Miguel Ángel y una reconocida enfermedad miles de años atrás
Pintado entre 1508 y 1512, el fresco muestra a una multitud luchando por sobrevi