Tegucigalpa– Una vez más, la capital hondureña vivió una noche de total colapso vial. Lluvias, accidentes menores y vehículos averiados fueron suficientes para convertir las principales arterias de Tegucigalpa en un estacionamiento gigante.

Conductores reportaron estar atrapados por más de dos horas, en pequeños trayectos, muchos sin poder llegar a casa a tiempo para disfrutar el partido de la selección nacional ante Costa Rica.

Pero más allá de la frustración cotidiana, el caos vial se ha transformado en un problema que afecta la salud mental y la economía de los capitalinos. El estrés, la ansiedad y la irritabilidad se han vuelto parte del día a día de quienes deben enfrentar largas jornadas de tráfico, con pérdidas de tiempo, ajustes de agendas por retrasos que se traducen en menor p

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