Gaspar Muñoz es un vecino de Granada que no se atreve a salir de su piso en el barrio de La Paz por miedo a que los okupas regresen. El desahucio tuvo lugar el miércoles tras siete años de batalla judicial y los okupas se despidieron amenazándole de muerte: «Te voy a dar una puñalada que vas a respirar por la herida» .

Gaspar está en paro y vive junto a su madre de 84 años y su hermana, que dispone de una pensión de 480 euros mensuales. La vivienda que acaba de recuperar era su única fuente de ingresos y ahora no se atreve a salir de la casa por miedo a que se la quiten de nuevo. « Te vas a tener que ir de aquí, perro» le dijeron los okupas cuando consiguió desalojarlos.

La Policía desalojó a los okupas, pero tras siete años de okupación, el piso ha quedado destrozado por completo. La okupa, Matilde, y sus compañeros, convirtieron el piso de Gaspar en un narcopiso . « Se vendía droga y me han dicho que alquilaba una habitación a 25 euros para la prostitución ».

Narcopiso y prostitución

Esa actividad de venta de droga y de prostitución en el piso de Gaspar, ha dejado un rastro que la víctima de los okupas captó en un vídeo este miércoles cuando recuperó la casa: «Esta es mi casa okupada, han arrancado los cables de la l uz, los azulejos, los marcos de las ventanas, las habitaciones están destrozadas, y se han llevado hasta las puertas ».

Gaspar está desolado. Ha reclamado judicialmente que la okupa le pague los desperfectos valorados en 9.000 euros, pero  ella se ha declarado insolvente. «Y ahora qué hago yo, si no tenemos dinero para arreglar la casa y es el único ingreso que podría tener», explica Gaspar.

La víctima de los okupas pide ayuda para conseguir un trabajo. La Plataforma de Afectados por la Okupación le está prestando apoyo pero no es suficiente. y Gaspar está agotado de luchar en los tribunales.

Okupas desde 2018

Gaspar se crio en esa casa de la calle Ceuta de Granada y luego se mudó al barrio de La Chana con su madre y su hermana. Allí podían subsistir alquilando el piso de su propiedad a un hombre que estaba a cargo de una cuidadora.

Todo se complicó en 2018 cuando el hombre falleció. «Fue entonces cuando ella (Matilde) dijo que se quedaba con la casa, la echamos y regresó y la okupó rompiendo la cerradura ».

Ahí comenzó la batalla judicial contra los okupas que acaba de terminar este miércoles con el desalojo de la invasora. El resto se marchó antes.

Tras el desalojo, la okupa le amenazó con matarlo y regresar a la casa. Desde entonces, Gaspar vive encerrado en su piso por miedo a que cumpla sus amenazas. El jueves la okupa regresó al barrio y no se marchó hasta que llegó la Policía Local. Gaspar teme que los okupas regresen en cualquier momento.