No sé si lo aprendí leyendo a Mao (“Quiénes son los amigos del Pueblo”), en mis tiempos de estudiante, pero siempre he estado convencido de que la decisión estratégica más importante consiste en no equivocarte al trazar la línea roja que separa tus adversarios de tus posibles aliados.
Y esa línea hay que dibujarla en cada etapa de la historia de un país. No es por lo tanto un trazado que responda meramente a simples cambios coyunturales, ni para sustentar meras maniobras tácticas.
Estamos ante un escenario estatal y Global definido por el retroceso de la democracia y por la voluntad de los grandes capitales de volver a convertir el Estado y “al poder público en pura y simplemente un consejo que gobierna los intereses colectivos de la clase burguesa”, como decían Marx y Engels en el Manif