En un momento en el que el reloj ha dejado de ser imprescindible para medir el tiempo, las marcas se esfuerzan por devolverle su sentido cultural

María Muñoz Rivera

Tras la llegada de corrientes estéticas como el lujo silencioso, los relojes retoman su protagonismo en moda a través de dos caminos opuestos y complementarios: las formas experimentales, que entienden el reloj como un objeto artístico, y las siluetas clásicas, que reivindican la permanencia del diseño tradicional.

El resultado es una escena diversa, donde conviven piezas de inspiración surrealista con modelos que buscan la sobriedad y la armonía formal. En ambos casos, el reloj se consolida como un símbolo de identidad, más allá de su función práctica o de su valor como accesorio.

Este accesorio se ha convertido en un impr

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