Los aranceles que Donald Trump ha impuesto a México con el argumento de frenar el tráfico de fentanilo reflejan una narrativa cómoda pero falsa: que la epidemia y el alto consumo de drogas en EEUU son culpa exclusiva de los cárteles mexicanos. Según esa versión, el enemigo está al sur del Río Bravo y la solución pasa por cerrar la frontera o bombardear laboratorios en Sinaloa. Pero los datos de sus propias agencias encargadas de combatir el narcotráfico muestran otra realidad: la mayor parte del contrabando, distribución y venta de fentanilo dentro de EEUU está en manos de sus propios ciudadanos.
Desde el año 2000, más de 1.15 millones de estadounidenses han muerto por sobredosis de opioides, en su mayoría vinculadas al fentanilo. Es una cifra apenas inferior a los 1.35 millones que murie