El presidente de Francia Emmanuel Macron ha sorprendido este viernes al volver a nombrar a Sébastien Lecornu como primer ministro, apenas cuatro días después de que éste presentara su renuncia el pasado lunes 6 de octubre. El movimiento evidencia el bloqueo político que vive el país y la falta de alternativas sólidas dentro del Elíseo.

Lecornu es uno de los colaboradores más fieles del presidente. Lecornu ha aceptado «por deber» volver al cargo, tras fracasar los intentos de Macron de encontrar un sustituto capaz de lograr una mayoría estable en la Asamblea Nacional.

El presidente de Francia no ha logrado convencer a ninguna otra figura de peso para asumir el puesto en medio del creciente desgaste político del Gobierno, marcado por las tensiones sociales, la oposición de los partidos de izquierda y la presión de la conservadora Marine Le Pen.

El presidente francés pretende ahora que Lecornu forme un nuevo gabinete en los próximos días y presente un proyecto de presupuestos ante un Parlamento profundamente dividido. La decisión ha sido interpretada como un reconocimiento del fracaso político de Macron, que se ve forzado a depender de su antiguo primer ministro para evitar un vacío de poder.

Por ahora, sigue sin estar claro si Lecornu logrará formar un gobierno plenamente operativo, pero el nuevo primer ministro se enfrenta una presión inmensa desde el primer día: debe presentar los presupuestos nacionales para 2026 ante el Parlamento. El lunes 13 de octubre vence el plazo.

El regreso de Lecornu ha sido interpretado por la oposición como un síntoma del agotamiento político de Macron . La crisis se remonta a junio de 2024 , cuando el presidente sorprendió al país al disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones anticipadas . El resultado fue un Parlamento colgado , sin mayoría absoluta para ningún bloque político, lo que dejó al Gobierno en una situación de parálisis legislativa crónica .

El anuncio, realizado este viernes 10 de octubre por la noche, se ha producido después de una última ronda de consultas con los principales partidos políticos franceses, celebrada en el Palacio del Elíseo. A la cita acudieron los líderes de casi todas las formaciones, excepto los de la izquierda radical de Francia Insumisa (LFI) y la conservadora Agrupación Nacional (RN).

«El encuentro debía ser un momento de responsabilidad colectiva», ha asegurado el Elíseo, que intenta proyectar una imagen de unidad en un contexto cada vez más fragmentado.

La reelección de Lecornu marca un momento clave en el mandato de Macron, que se extiende hasta 2027. Sin mayoría en la Asamblea Nacional y acosado por la presión de la oposición y las divisiones internas en su propio bloque, el presidente francés tiene cada vez menos margen de maniobra.

La crisis se desató a comienzos de semana, cuando Lecornu dimitió de forma abrupta el lunes 6 de octubre, apenas unas horas después de haber anunciado su nuevo gabinete. Su renuncia sorpresa provocó un terremoto político y reavivó las exigencias de la oposición para que Macron renuncie o convoque elecciones anticipadas .

Ahora, aunque ha aceptado regresar «por responsabilidad», Lecornu se enfrenta a un desafío inmediato : presentar el presupuesto nacional para 2026 ante el Parlamento antes del lunes. Un reto mayúsculo en un Ejecutivo que sigue en el aire y en un país políticamente dividido.