
DORAL, Florida, EE.UU. (AP) — Los residentes en la "Pequeña Venezuela", la comunidad más grande de nativos del país sudamericano en Estados Unidos, reciben la noticia del Nobel de la Paz a la líder opositora María Corina Machado con sentimientos encontrados, ante las amenazas de deportación que se ciernen sobre ellos.
El gobierno del presidente Donald Trump ha puesto fin al Estatus de Protección Temporal (TSP, por sus siglas en inglés) y a los programas de libertad condicional humanitaria que, en conjunto, permitían vivir y trabajar de forma legal a más de 700.000 venezolanos, que ahora están en riesgo de deportación. El ejecutivo republicano ha deportado a cientos de venezolanos a El Salvador, alegando que eran miembros de la banda Tren de Aragua y que estaban "invadiendo" Estados Unidos.
Millones de venezolanos se han visto obligados a abandonar su país en la última década debido a la prolongada inestabilidad económica y política. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados estima que más de 7,7 millones se marcharon desde 2014, el mayor éxodo de la historia reciente en América Latina. La mayoría se ha asentado en otras partes del continente americano, y más de un millón llegaron a Estados Unidos.
Aunque la concesión del Nobel a Machado se recibe con alegría, también se reconoce que no servirá de mucho para mejorar la situación de los venezolanos en riesgo de deportación en Estados Unidos, ya que la excandidata presidencial opositora se ha alineado con la política de Trump sobre Venezuela.
En febrero, después de que Trump anunciara la cancelación del TPS para los venezolanos, Machado dijo a reporteros que su equipo había estado en contacto con miembros del Congreso para “encontrar un tipo de protección efectiva” para los venezolanos que respetan la ley. Pero después de que la Corte Suprema permitió el 3 de octubre que la Casa Blanca pusiera fin al programa, no expresó preocupación alguna por el avance de sus esfuerzos para dar con una protección alternativa para los migrantes.
Machado, reconocida por su lucha para lograr una transición democrática en Venezuela mientras el presidente, Nicolás Maduro, asumía el poder, afirmó en un mensaje en X horas después del anuncio que dedicaba el galardón al pueblo venezolano y al presidente Trump por su apoyo decisivo a su causa.
Frank Carreño, expresidente de la Cámara de Comercio Venezolano-Estadounidense que ha vivido durante 18 años en Doral, la ciudad conocida como la “Pequeña Venezuela”, se mostró satisfecho con la noticia, pero advirtió que Machado no presionará a Trump para proteger a los venezolanos que viven en Estados Unidos.
“Ella está viendo al gobierno de Estados Unidos como parte de su estrategia para devolverle la democracia a Venezuela", manifestó Carreño, que tiene doble nacional venezolana y estadounidense. “Está en esa parcela, no en esta”.
José Antonio Colina, un militar venezolano retirado que llegó al sur de Florida en 2003, apuntó que el Nobel representa un reconocimiento a la lucha de Machado por la democracia y la libertad en Venezuela.
“Esperemos que el premio pueda impulsar o dar fuerza para sacar a Nicolás Maduro del poder”, afirmó Colina, refugiado en Estados Unidos.
Iris Wilthew, una jubilada venezolano-estadounidense, llegó a Doral con su esposo esperando encontrar a una gran multitud celebrando en uno de los restaurantes más populares de la zona. Pero la actividad era la habitual en la ciudad y se sorprendió al no encontrar a casi nadie en el local al mediodía.
Antes de irse, colocó un cartel con el nombre de Machado, su foto y el título "The Nobel Prize 2025", y el mensaje "#VenezuelaLibre" en una de las ventanas del restaurante.
"Es una luchadora incansable", indicó Wilthew, que vive en Estados Unidos desde 1998. "Lo ha logrado por su esfuerzo extraordinario".
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La periodista de The Associated Press Regina García Cano en Ciudad de México contribuyó a este despacho.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.