En el corazón del otoño, cuando las hojas mueren para dar paso al renacer, Tadej Pogacar volvió a desafiar al tiempo. No hay estación que se le resista, ni cima que no sepa abrazar. En el telón final de la temporada WorldTour , el esloveno alzó los brazos en Bérgamo por quinta vez consecutiva. Vestido con el maillot arcoíris, convertido ya en un tótem del ciclismo contemporáneo, el campeón del mundo escribió una página más de su leyenda al conquistar su décimo Monumento, un registro de otro siglo, de otra galaxia.

La clásica de las hojas muertas amaneció con la ceremonia del adiós para nombres ilustres como Majka, Meintjes o Puccio, pero acabó coronando al que parece no querer despedirse jamás de la gloria. Pogacar no solo cerró el año con una exhibición en solitario tras atacar en

See Full Page