Menos del 15% de propietarios aceptan los animales de compañía, lo que aboca a los arrendatarios a una odisea marcada por el rechazo, el riesgo de abandono y la falta de soluciones legales claras

Manuel Piñar Ibáñez (Granada, 29 años) no se separa de Rufo , su perro salchicha de cinco años. “Es mi compañero de viaje”, dice. En 2021, tras años en pisos compartidos en Madrid, decidió mudarse para poder estar con él. Sin embargo, encontrar pisos de alquiler que lo acepten ha sido una auténtica carrera de obstáculos. “Siempre que busco casa, miro si admiten mascotas. Si no lo pone, llamo al propietario. Me han rechazado muchas veces solo por tener perro”, cuenta. En una ocasión, incluso, le negaron el alquiler porque el casero vivía en el piso de arriba y tenía tres gatos. “Me dijo que se

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