La caída de Boluarte, la séptima presidenta en solo una década, expone las grietas en la elección de dirigentes. “La calidad es bajísima, son ‘amateurs”, subraya un sociólogo
Harvey Colchado parece salido de una película. Un policía que ha pasado las noches entre papeles, cruzando cuentas bancarias, siguiendo el rastro del dinero hasta los palacios donde se deciden los destinos de Perú. Colchado persiguió a terroristas, políticos, presidentes. Hasta que en 2024 ordenó tumbar la puerta de Dina Boluarte, la presidenta recién destituida, coleccionista de relojes de lujo. Fue su último caso. Después de media vida levantando las alfombras del poder, lo apartaron. Lo mandaron a vigilar puentes en un coche patrulla. Lo humillaron. Pocos conocen mejor las miserias y conspiraciones de la clase po