El triple femicidio de Florencio Varela, en el que fueron asesinadas Brenda del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Gutiérrez (15), volvió a mostrar la dimensión más cruel y silenciada de la violencia machista en Argentina: la que ocurre en los territorios atravesados por el narcotráfico y el crimen organizado.
Las jóvenes fueron captadas, torturadas y asesinadas en una vivienda usada por una banda narco. Las imágenes de sus cuerpos, difundidas como trofeos, repitieron un patrón que crece en Rosario y se expande a otras provincias: la pedagogía de la crueldad de la que habla la antropóloga Rita Segato, donde el cuerpo de las mujeres se convierte en el campo de batalla de las nuevas guerras.
“Lo que vimos en Argentina es un tipo de femicidio que que exhibe la crueldad como espectáculo