“Apeles tenía, además, el hábito sistemático de no dejar pasar ni un día, no importa lo ocupado que estuviera, sin practicar su arte trazando al menos una línea, y como resultado, su actitud se convirtió en proverbio”. “Nulla dies sine línea”, así lo escribe en latín Plinio el Viejo en Historia natural, donde, junto a algunos pasajes de Ovidio, está todo lo que sabemos del pintor, que nació en Colofón en el año 352 a.C. y falleció en Cos el 308 a.C.
Fue muy apreciado en su época y el más querido de Alejandro Magno, que llegó a “regalarle” a su concubina preferida. Porque al ver el retrato que le había hecho a ella, sobre todo su rostro pintado con extrema belleza, se dio cuenta de que se había enamorado. Eso que Apeles pensaba que el impetuoso rey no sabía nada de pintura, pero parece que