Salman Rushdie observa los estantes de la biblioteca del hotel Washington Irving, en el Paseo del Generalife de Granada. El lado oscuro de sus gafas, esa suerte de parche pirata y cristalino, refleja una preciosa edición de 'Cuentos de la Alhambra'. «Es la tercera vez que vengo. Me alegra mucho estar aquí». La última vez fue hace 30 años, con el lanzamiento de 'El último suspiro del moro', un libro que le une desde entonces a la ciudad nazarí. «A diferencia de Boabdil, yo suspiro por escribir unos libros más. Lo cierto –resopla con media sonrisa– es que ya no me emociona tanto viajar. Creo que he visto suficiente. Cuando uno envejece, el tiempo que queda no es tanto, así que solo quiero aprovecharlo en cosas importantes. Y lo importante es escribir».
Rushdie viene de visitar las entrañas