El 12 de octubre ha dejado de ser el día del reencuentro de todos los españoles en torno a la misma bandera. Al menos, entre la clase política. Atrás han quedado los años en los que el desfile y la posterior recepción en el Palacio Real servían para limar asperezas e, incluso, preparaban el terreno para algún acuerdo parlamentario. Hoy todo es polarización y la bronca marcó una jornada que debía haber quedado excluida del interés y el cálculo partidista.
El presidente del Gobierno se encontró de nuevo con una sonora pitada a su llegada. Es verdad que va a ser muy difícil que ninguna edición supere los 20 minutos de abucheos de 2019, pero también lo es que cada vez que Pedro Sánchez pone un pie en la calle tiene que escuchar la misma banda sonora.
Tampoco tenía el jefe del Ejecutivo mu