MIAMI. - En una mañana de domingo típicamente soleada en Miami-Dade, el sonido de las campanas de una iglesia católica o el llamado a la oración desde una sinagoga solía evocar una sensación de paz, un respiro del ritmo frenético del condado.
Sin embargo, para muchos feligreses, esos sonidos hoy están teñidos de una nueva y palpable sensación de inquietud. Los templos religiosos, tradicionalmente considerados santuarios de paz, se han convertido en focos de ansiedad, lugares donde la reflexión espiritual ahora podría estar compitiendo con una percepción de riesgo.
Esta aprehensión no es infundada; es vista como la respuesta lógica a un entorno de amenazas cada vez más complejo en el país, que obliga a una reevaluación fundamental de la seguridad en los espacios sagrados del sur de la Fl