El descastado y, por momentos, negado y complicado juego de los toros de Salvador Gavira, que vinieron a reemplazar a los rechazados de la ganadería navarra de Pincha, sumió una tarde más el abono de esta Feria del Pilar en un profundo vacío, aunque Ismael Martín diera la vuelta al ruedo tras la muerte del sexto.
El aragonés Alberto Álvarez ya tuvo que abreviar ante el incierto comportamiento del que abrió plaza, una vez que se devolvió a los corrales el titular, pero aún menos estuvo delante del el bronco cuarto, al que apenas instrumentó cuatro pases de tanteo antes de irse a por la espada de acero, entre la bronca del tendido.
José Fernando Molina logró algún natural estimable hasta que el segundo comenzó a desarrollar sentido por ese pitón, para acabar el trasteo con tres tandas más