Hace ya algunos años leía en los diarios argentinos, una noticia aterradora. Venía de un lejano país asiático: Las Filipinas y decía más o menos así: “El Sr. Carlos Rodrigo, filipino, de 38 años, casado, padre de cuatro hijos, murió carbonizado por propia voluntad” . Y agregaba la noticia. “El Sr. Rodrigo había notificado el día anterior a sus vecinos y conocidos, su decisión y les había informado el lugar –una plaza de su pequeño pueblo de Cebú en Filipinas- dónde llevaría a cabo su suicidio” . Hubo en la historia de la humanidad casos de auto-inmolación, es decir de muerte prendiéndose fuego a si mismo. Pero hasta el presente, siempre tuvieron dos características: Una, que lo hacían para llamar la atención contra alguna injusticia o arbitrariedad. Y además siempre lo llevaban a cabo

See Full Page