Ser joven siempre ha significado un reto. Pero ser joven hoy es doblemente difícil. Quienes hoy tienen entre 18 y 29 años —los nacidos entre 1996 y 2007— crecieron en medio de una tormenta de transformaciones sociales, tecnológicas y emocionales que han cambiado radicalmente la manera de vivir, convivir y entender el mundo.

Los cambios siempre han existido, sí, pero no con esta velocidad ni con este impacto. Antes, las transformaciones sociales eran lentas, casi imperceptibles. Hoy son vertiginosas. En cuestión de meses, o incluso días, lo que ayer era una forma de vida hoy resulta obsoleto. La pandemia de COVID-19 fue quizá el golpe más duro para esta generación: un encierro global, forzado y prolongado; rompió rutinas, vínculos y sueños. Miles de infantes, hoy jóvenes vieron detenerse s

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