La emboscada del martes pasado contra agentes de la Policía Estatal en Moris no sólo volvió a teñir de sangre la sierra, sino que también destapó algo más que un ataque criminal: un entramado de relaciones, nombres y silencios que mezclan la política con la estructura del narco que domina esa franja entre Chihuahua y Sonora.

Los datos duros del análisis van más allá de los tres policías abatidos, cuyos nombres no deben quedar en el olvido -Ana Esmeralda Arteaga Arroyo, Germán Peralta Hernández y Guillermo Aguirre Palma-, cuatro más heridos y nueve detenidos de inicio entre el eco de los disparos que todavía resuena entre las barrancas.

Pero lo que de verdad sacude a la región es que uno de la lista de detenidos, Diego C. P., esposo de la exalcaldesa priista Perla Gacela López Pérez, es a

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