De manera totalmente inesperada, aunque barruntada, Morante de la Puebla dijo adiós al toreo tras cortarle las dos orejas, con una entrega total, a su segundo toro de la Corrida de la Hispanidad, en la que también se retiró, éste sí con anuncio previo, el madrileño Fernando Robleño, que, con un solo trofeo, no pudo acompañar al sevillano por la Puerta Grande en una tarde para la historia.

Después de actuar y ser testigo en la intensa y elocuente mañana protagonizada por Curro Vázquez y César Rincón en el festival homenaje a Antoñete que él mismo organizó, Morante ya hizo otro guiño al legendario torero madrileño vistiendo el habitual vestido malva y oro que éste utilizaba.

Y, para seguir evidenciando, como los dos maestros, la mejor esencia de la tauromaquia, el sevillano se entregó sin

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