La Revolución Francesa dio a luz un nuevo pensamiento. Se fortaleció el concepto de ciudadanía. El individuo quedó escindido en un binomio: ciudadano en lo político y propietario en lo económico. Esto era una ficción jurídica, toda vez que sólo una pequeña porción de la sociedad era propietaria de tierras o fábricas. Sin embargo, con ello se consolidaba una visión ideológica: la del individuo con derechos políticos (votar y ser votado) y derechos civiles (tener propiedad y defenderla en tribunales). La sociedad estamentaria del feudalismo, que condenaba a cada persona a pertenecer toda la vida a la clase social en la que había nacido, terminaba. Ahora había derechos políticos y civiles, y con ellos, igualdad de oportunidades.

En la vieja sociedad, el siervo no podían llegar a ser noble nu

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