Volver a La Cabrera es volver a casa. Este octubre, después de un verano de incendios y ausencias, las escuelas de Truchas se llenaron otra vez de libros, de voces y de fuego compartido. No es una feria más. Aquí, entre montañas, la palabra se cuece despacio, se sirve con el calor de otoño y ese olor dulce a pota de chocolate que anuncia que lo bueno sucede en comunidad. Se habla en cabreirés y se escucha con la paciencia antigua de quienes saben que la cultura no se hereda: se cuida. La Feria del Llibru de Cabreira lleva ya nueve ediciones sosteniéndose gracias al empeño del Instituto de Estudios Cabreireses y del Ayuntamiento de Truchas. Este año, el pregón corrió a cargo de Emilio Gancedo, que recordó la importancia de un servicio discreto pero vital: el bibliobús. No lleva solo libros
Volver a La Cabrera: cuando la palabra prende como lumbre

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