Las misiones espaciales vuelven a situar al ser humano en el horizonte lunar . Cincuenta años después del último alunizaje, la exploración espacial se reactiva con un objetivo que combina tecnología, experiencia y prudencia. La NASA avanza con el programa Artemis , que simboliza el regreso a la superficie de la Luna.

El entusiasmo de los científicos se equilibra con la tensión natural de un viaje que ningún astronauta ha repetido desde los años 70 , lo que explica la expectación y disciplina que rodea cada fase del proyecto. Ese clima de preparación permanente desemboca en la cuenta atrás de la misión Artemis 2 .

Jeremy Hansen se prepara para vivir su primera odisea espacial con serenidad

El canadiense Jeremy Hansen se convertirá en uno de los cuatro astronautas que participarán en el lanzamiento previsto para febrero de 2026, según explicó al periodista Eric Berger en un reportaje publicado por Ars Technica . Hansen confesó que planea dormir unos minutos antes del despegue . Dijo literalmente: “He estado practicando”.

Su intención es aprovechar las tres horas de espera dentro de la nave Orion antes del despegue para echar una breve siesta. En sus palabras recogidas por Berger, “si el circuito de comunicaciones está lo bastante tranquilo y tengo un minuto, intentaré dormir”.

El comandante Reid Wiseman detalló el proceso técnico que da inicio a la misión. Comentó que “unos siete segundos antes del despegue se encienden los cuatro motores principales y alcanzan su máxima potencia, y después arrancan los propulsores sólidos, y es entonces cuando empieza todo”. Esa secuencia marca el punto sin retorno hacia la órbita terrestre .

El vuelo de Artemis 2 servirá como ensayo general del regreso a la superficie lunar

Los astronautas tienen asignada una travesía de diez días que los llevará a unos 400.000 kilómetros de la Tierra . El objetivo no es aterrizar, sino realizar un sobrevuelo lunar para recoger datos de navegación, comunicaciones y resistencia fisiológica. La misión servirá de paso previo para el regreso a la superficie lunar con Artemis 3.

En palabras de los responsables de la agencia, se trata de validar todos los sistemas de la nave Orion antes de que la siguiente tripulación pise el Polo Sur lunar . La NASA mantiene la fecha provisional de 2027 para esa fase.

Mientras tanto, Hansen es el único de los cuatro tripulantes que nunca ha viajado al espacio . Manifestó cierta preocupación por el llamado “ síndrome de adaptación espacial ”, un malestar común durante las primeras horas de ingravidez. Su preparación incluye rutinas de descanso, control de movimientos y una actitud metódica ante cualquier síntoma. Tal y como comentó al periodista, planea moverse despacio en los primeros momentos y mantener la calma para facilitar su aclimatación.

Dentro del plan de vuelo, el descanso forma parte de la estrategia operativa . Tras el lanzamiento y la conversión de la nave a modo espacial, la tripulación dispone de un bloque de cuatro horas para dormir antes de continuar con las maniobras orbitales. Hansen lo describió así: “Nos dan una pausa de unas cuatro horas y después ejecutamos el impulso de elevación del perigeo y la comprobación de comunicaciones de emergencia. Luego volvemos a dormir”. El astronauta considera que el cansancio será su mejor aliado para conciliar el sueño en medio del ruido de los sistemas de a bordo.

La alianza con SpaceX marca el salto hacia la conquista del Polo Sur lunar

Además de las tareas de vuelo, el equipo probará un dispositivo de ejercicio conocido como volante de inercia . Este equipo permite realizar movimientos de resistencia y cardio en condiciones de microgravedad. La NASA quiere medir cómo afecta la transpiración del ejercicio al sistema de soporte vital del vehículo , un dato relevante para las futuras misiones prolongadas. Los resultados de estas pruebas se integrarán en la preparación de Artemis 3 , que incorporará la nave Starship de SpaceX.

La colaboración con la empresa de Elon Musk representa la siguiente etapa del programa. Su desarrollo apunta al alunizaje tripulado en el Polo Sur de la Luna , un entorno donde se espera hallar reservas de agua helada. La continuidad del proyecto depende de los datos que recoja la tripulación de Hansen, Wiseman, Victor Glover y Christina Koch. Cada parámetro que registren determinará la seguridad del regreso lunar.

Hansen reduce toda la magnitud del viaje a un gesto cotidiano: dormir. Entre la tensión del vuelo y la euforia del momento, esa será, según él, su verdadera prueba. Y está convencido de que el cansancio jugará a su favor, igual que confía en que las pruebas y los reconocimientos sean favorables para, finalmente, acabar volviendo a la Luna.