Cuando uno ya tiene en el cuerpo esa mezcla de cansancio, saturación y tristeza por la vuelta a la normalidad que se avecina, es decir, el clásico bajón , es cuando, de repente, un 13 de octubre como esta noche, primero suena un disparo de pólvora (primer aviso), luego dos y definitivamente el tercero que da paso a los fuegos artificiales . Y, de repente, a las miles de personas que han vuelto a llenar (da igual la hora, más temprano o más tarde, este año había que conjugarlo todo con el Rosario de Cristal) las riberas del Ebro y los puentes, han empezado a notar como la adrenalina se metía por sus cuerpos y empezaba a mejorar el ánimo.

Los fuegos artificiales ponen un bonito broche final a las Fiestas del Pilar 2025 Ver galería

En el aire ya había comenzado el castillo de f

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