Que la guerra de Gaza «sea la última de las guerras en Oriente Próximo». Toda una declaración de intenciones del presidente de Egipto, Abdelfatá al Sisi, en su discurso de apertura de la cumbre de paz que cerró ayer el acuerdo de alto el fuego en la Franja de Gaza, que ha sentado las bases para la posible solución de los dos estados y que pone fin a un «capítulo doloroso en la historia de la humanidad», abriendo la puerta a una nueva era de paz y estabilidad en Oriente Próximo. Una paz que será todo lo frágil o duradera que quieran los terroristas de Hamás, que fueron los que hicieron una declaración de guerra no oficial cuando decidieron mancillar, asesinar y secuestrar a más de un millar de ciudadanos y ciudadanas israelíes. El presidente de EE. UU., Donald Trump, fue mucho más grandiloc
Una paz que depende de Hamás

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